El nuevo equipo de Trump está formado por leales, millonarios, lunáticos, chovinistas, gente de la comunidad televisiva de derechas Fox News, violadores y estrellas de reality shows y Elon Musk. ¿Se encontrará el pueblo estadounidense en una cepa oligárquica del capitalismo?
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Una vez digeridos los resultados de las elecciones presidenciales de 2024, los estadounidenses empiezan a preguntarse qué esperar del nuevo Gobierno republicano, que empezará a funcionar ya el 20 de enero de 2025. A partir de esa fecha, los republicanos encabezados por el presidente Donald Trump controlarán la Casa Blanca, el Congreso y los tribunales, negando de facto el sentido de un gobierno tripartito.
Así será al menos durante los próximos dos años, hasta las elecciones al Congreso de 2026. El Tribunal Supremo está, por supuesto, dominado por los jueces de derechas introducidos allí por Trump al final de su primer mandato. El poder ejecutivo lo ejercerá Trump con el carrerista J.D. Vance a un lado y Elon Musk al otro.
Con la victoria electoral de Trump, desaparecen casi todos sus problemas legales: un caso se aplazará hasta el final de su mandato, 2029. En otro, el asesor especial del Departamento de Justicia Jack Smith tuvo que dejar pasar la investigación. Los estadounidenses tendrán pronto un nuevo Departamento de Justicia, que presumiblemente le devolverá el favor por la "reivindicación" de Trump -la referencia es a 88 cargos penales en cuatro casos distintos presentados contra él-.
El nuevo presidente de EEUU es, pues, un criminal, pero para sus partidarios sigue siendo un ex sheriff injustamente acusado y fuera de la ley con un corazón de oro. La glorificación cinematográfica y televisiva de los criminales por fin le ha sentado bien a Estados Unidos; después de todo, la mitad de los hombres estadounidenses dicen que su película favorita es El Padrino.
El saliente Joe Biden pretende entregar el poder pacíficamente. Su imagen no se vio favorecida por el indulto presidencial que concedió a su hijo convicto (antes había anunciado que no lo haría). La candidata demócrata perdedora, Kamala Harris, prometió "seguir luchando", tras lo cual se marchó a descansar a Hawai. Sin embargo, pronto volverá al Congreso, donde estará presente en la toma de posesión del Gobierno de Trump como senadora.
El nuevo equipo de Trump está formado por leales, millonarios, lunáticos, chovinistas, gente de la comunidad televisiva de derechas Fox News, violadores y estrellas de reality shows. El Departamento de Estado estará dirigido por el senador republicano por Florida Marco Rubio, conocido por ser el pusilánime de Trump, y la diputada republicana por Nueva York Elise Stefanik, conocida por sus declaraciones antipalestinas, será nombrada embajadora de Estados Unidos ante la ONU.
El elemento más emocionante de la nueva administración es la colaboración entre el multimillonario y consejero delegado de Tesla, Elon Musk, y el empresario y excandidato presidencial Vivek Ramaswamy en la nueva iniciativa DOGE, independiente del Gobierno (llamada así por el bitcoin favorito de Musk, dogecoin). La iniciativa, a través de una vía de recortes presupuestarios, pretende ahorrar dinero al Estado y hacer que el Gobierno trabaje de forma "eficiente". DOGE fue irónicamente apoyada por Bernie Sanders, sugiriendo recortes en el Departamento de Defensa.
Algunas de las visiones de Musk también resultan atractivas para los demócratas, a quienes impresiona como hombre de negocios. Quizá esta fusión del sector privado con el gobierno enseñe a Estados Unidos algo nuevo sobre capitalismo oligárquico.
Robert Kennedy Jr. - ex demócrata y principal defensor antivacunas de Estados Unidos, y aspirante de Trump a la nominación republicana- se espera que dirija el Departamento de Salud y Servicios Humanos, según le ha prometido Trump. RFK Jr. es sin duda un hombre de transición; padece un trastorno de la voz, tuvo un parásito en el cerebro y, por último, es representante de una famosa dinastía política. Cree que la CIA asesinó a su padre Robert y a su tío John Fitzgerald Kennedy. Se trata de un nombramiento controvertido no sólo para los demócratas; algunos en la derecha tradicional (encabezados por el ex líder republicano en el Congreso Mitch McConnell) tampoco pueden creer que éste sea el hombre por el que apuesta Trump.
También habrá un "médico de la tele". El doctor Oz, que se hizo famoso por sus visitas al programa de Ophra Winfrey y más tarde asesoró en el programa de televisión El doctor Oz aconseja, se encargará de los servicios médicos para mayores.
Sin embargo, la elección más polémica de Trump resultó ser la del diputado de Florida Matt Gaetz, a quien el presidente entrante quería nombrar fiscal general. Incluso antes de su nombramiento, Gaetz había tenido problemas con acusaciones de sexo con menores. Al final, el asediado diputado dimitió de su cargo en el Congreso. La fiscal general será sucedida por Pam Bondi, que supuestamente ayudó a Trump a evitar una investigación sobre el supuesto fraude de la Universidad Trump.
Se espera que el Departamento de Defensa y el Pentágono pasen a ser administrados por el ex comentarista de televisión y alcohólico de Fox News Pete Hegseth, quien por cierto está lidiando con acusaciones de violación. Stephen Miller, pálido y conocido del anterior mandato de Trump como enemigo jurado de los inmigrantes, será uno de los asesores del nuevo presidente, al igual que el diputado de Florida Mike Waltz, militante contra China. Mike Huckabee, actual gobernador de Arkansas, será embajador en Israel, pese a sus claros vínculos con el actual Gobierno de Benjamin Netanyahu.
Echemos también un vistazo a las mujeres, varias de las cuales se espera que entren en la administración Trump. En primer lugar, Susan Wiles, futura jefa de gabinete de Trump y quizá la voz de la razón. Al parecer, Trump a veces la escucha. Contratada como secretaria en el gobierno de Ronald Reagan, Wiles será la primera mujer en este puesto clave, lo que tranquiliza a los republicanos moderados. También veremos a la secretaria de prensa presidencial más joven de la historia de EE.UU., Karoline Leavitt, de 27 años.
Otra mujer nominada por Trump es la exdiputada por Florida y, hasta hace poco, demócrata, Tulsi Gabbard, que empezó apoyando al socialista Bernie Sanders en 2016 y acabó en la extrema derecha. Mientras tanto, logró contagiar a ambos lados del discurso político con su reunión en 2017 con el líder sirio Bashar al Assad. Gabbard se convertirá en la jefa de la inteligencia estadounidense.
Para rematar el número de nombramientos clave de la nueva administración: uno de los consejeros delegados de la industria energética, Chris Wright, dirigirá el Departamento de Energía, y el asesor financiero Billy Long, del que ya se sabía que trabajaba sin la certificación requerida, dirigirá el IRS. De la inmigración se encargará Tom Homan, creador del odiado programa de separación de familias en la frontera. En relación con Proyecto 2025, John Radcliffe ha sido nominado para dirigir la CIA.
Entonces, ¿qué esperar? De momento, lo que Trump anunció hace quince días en una entrevista televisiva en la NBC. El primer día hay que hacer algo sobre la situación en la frontera, declaró, aunque no especificó exactamente qué iba a hacer. Después, el Gobierno deberá ocuparse de los recortes fiscales que expiran para los ricos y que Trump introdujo en su primer mandato. "Empezaremos con los criminales y luego ya veremos" - dijo el presidente electo.
En esencia, los republicanos pueden impulsar lo que quieran en el Congreso. Ahora mismo, lo más importante para el Congreso que ahora se va es evitar un cierre del Gobierno (paralizar la Administración, incluidos los pagos a los empleados federales). La posibilidad de un acuerdo con los demócratas ha sido destruida por Trump y Musk animándoles a enterrar la versión acordada del presupuesto del próximo año.
Por último, dos pequeñas bombas. La cadena de televisión ABC acordó pagar a Trump 15 millones de dólares por difamación (un periodista le llamó "violador"). Es un día triste para los medios de comunicación estadounidenses y quizá el principio de su capitulación ante el presidente.
Bomba número 2: Trump propone apoderarse del Canal de Panamá y de Groenlandia.